Pecados

Dentro de la Hermandad del Santísimo Sacramento se encuentra el grupo de pecados. Son el lado opuesto de los danzantes, representan el mal y todos los pecados que corrompen al ser humano.
Las diferencias importantes con respecto a los danzantes son sus aullidos, el arrastrar de sus varas en la puerta del templo y las salvas de pólvora que les acompaña en contraposición con los sonidos rítmicos de los otros. También su manifestación en forma de carrera en intento de ataque al Cuerpo de Cristo en contraste con la danza y sus llamativas ropas y sus varas a diferencia del aspecto humilde de los representantes del bien.
No tienen acceso al interior del templo durante la celebración de la Eucaristía. Permanecen en la puerta formando una fila en semicírculo y en momentos importantes de la celebración eucarística se les hacen señales con salvas de escopeta para que éstos arañen el suelo con sus varas y emitan aullidos en protesta del santo evento. En el exterior se puede oler la pólvora del «Escopetero», pecado que porta el arma vestido solo con algunas prendas típicas, símbolo del infierno en contraste con el olor a incienso que impregna el interior del templo, símbolo del Reino Celestial.

Las señales de salva de pólvora avisa a los pecados que irrumpen corriendo hacia sus posiciones disponiéndose a realizar su carrera. Puestos en fila orientados hacia la Custodia que porta al Santísimo sale primero en carrera el pecado llamado «Pecadilla», con vara corta, pantalón de danzante y careta sin cuernos, representa al pecado de la carne. Le
sigue en la realización de la carrera el «Pecado mayor», identificado con prendas en su mayoría negras, y moradas, con careta en forma de boca de cerdo y su serenero (especie de capa prendida en la careta y atada a la cintura) negro con tres cruces de Malta en blanco, representando al demonio. Seguidamente van realizando su carrera hacia el Santísimo el resto de pecados hasta finalizar la carrera el «Correa», pecado que viste el serenero rojo con tres cruces de Malta y que representa al pecado del mundo.

Este pecado, jefe del grupo junto con la Pecadilla, pone orden entre los cofrades en la fila y en las convivencias y comidas haciendo uso de correazos si hiciera falta. Mundo, demonio y carne, los tres enemigos del alma contra los que lucha la tradición católica. La salida en carrera de la Pecadilla, el Pecado Mayor y el Correa son anunciadas con salvas por el Escopetero. Todos los pecados siempre terminan su carrera arrodillados ante la imagen de Cristo descubriendo su rostro quitándose la careta. Los ataques del mal siempre fracasan.